Puedo tener mil pesadillas, que ninguna me va a dejar tan
triste como dos de los sueños más lindos que a veces tengo. Uno de ellos, es
soñar con alguien a mi lado que me acepta tal cual soy, me protege, me desea y
me ama. El otro, consta en ser mamá. Un embarazo, un parto, un bebé, o todo
secuencialmente en el mismo sueño. Las
pesadillas se van al despertar, nada de lo sucedido mientras dormía era real. Y
eso mismo sucede luego de los sueños lindos, nada de eso es real. Cuando abro
los ojos, ni esa persona que me quiere, ni ese hijo, están conmigo. Y duele,
duele extrañar a alguien que jamás existió.
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