Que mal me hace verte pasar a mi lado y que no se te mueva ni un pelo, que me cruces como a una desconocida, que me ignores tan perfectamente. Que después me vuelvas a cruzar y me toques, que me hagas caras, que me pidas volver. Que no quieras dar explicaciones, ni escuchar las mías. Que me necesites y no me dejes ayudarte. Que tus ojos me digan tanto, y tu boca no quiera admitirlo. Me duele tu venganza, y no porque me lastimes a mi sino porque te haces mal vos a vos mismo.
No logro olvidar tus "te quiero", tus abrazos, tus bromas, tu risa y tu voz. Tus hombros, el perfecto espacio entre tus dedos donde encajaban los míos. Como me ayudabas, me corregías, me cuidabas. Tus palabras cuando tu mirada me decía que estabas siendo sincero. La forma en que bailas, la forma en que caminas. La forma en que evitabas mis ojos cuando algo te avergonzaba...
No llores porque terminó, dicen, sino que alégrate porque sucedió.. Y la verdad que, lloré. Lloré de tristeza y me odié, pero también logré llorar de alegría. Porque en el tiempo que compartimos fui feliz, me sentí aceptada, me sentí linda, me sentí deseada. Saber que no me querés volver a ver me hizo dudar de lo que me decías, pero tu mirada no miente. Aunque siento que en algún momento todo se va a arreglar, no volveremos a ser lo que éramos, no éramos nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente lo que se le antoje! (?)